jueves

Historia de Eli - Capítulo 9 (continuando)

-Christian... Chris... -murmuraba Eli, mientras sus ojos se iban cerrando a causa del dolor de sus brazos - Ayúdame... Christian... 
Una sombra se deslizó rápidamente hacia el señor que le sujetaba y en ese momento Elisabeth cayó derrotada, sumiéndose en un profundo sueño.
-¿Eras tú, verdad?
Esa sombra le miraba pero no obtuvo ninguna respuesta, el silencio era absoluto. 
-¿Eres tú? 
Se dio la vuelta y la muchacha observó como se iba esfumando, fundiéndose con esa oscuridad...
Se levantó estrepitosamente de donde dormía y cuando consiguió calmarse intentó poner la cabeza en orden. Aún le dolía el chichón que tenía en la cabeza y al apoyar los brazos en el suelo para sostenerse sentada el brazo derecho le tembló y se dejó caer sin poder sostenerse. Un intenso dolor brotaba de su codo derecho, impidiéndole moverlo. Notó que su brazo estaba vendado correctamente con una tira larga de tela para reducirle el dolor e impedir que se agravara siempre que estuviera en reposo.  
Se acordó del cicatriz, del barbudo y del fuerte dolor de ambos brazos y de su tripa, a la cual le habían atacado con hierro ardiente, dejándole una marca que pudo ver más tarde. La muchacha observó su tripa y vio la poca ropa que la cubría, ruborizada empezó a buscar algo con lo que poder taparse y encontró una bolsa cerca suyo. Sin preguntarse nada, cogió una camiseta y unos pantalones de dentro y empezó a cambiarse, como pudo. Se puso los pantalones antes que nada y luego intentó ponerse la camiseta, pero el brazo se lo impedía a base de dolor. 
-¿Te ayudo? - dijo una voz conocida cerca suyo, y un muchacho más alto que ella se acercó. 
Eli se ruborizó más aún, ¿le había visto cambiarse? El chico se acercó y cogió la camiseta que Eli había dejado en el suelo.
-A ver... -susurró poniéndose detrás de Eli- sube el brazo izquierdo. - La chica le hizo caso y levantó su brazo observando que también estaba vendado. Entonces se acordó de las demás cosas que habían pasado ese día: el carro, Tanya y Hester, el plan de huída...
-Hester... -murmuró mientras éste sacaba la manga de la chica a través de su brazo izquierdo.
-¿Sí? - le preguntó mientras quitaba la camiseta de Eli por su cuello, dejando la manga derecha puesta. 
El muchacho se giró y le acabó de sacarle la camiseta. Hester rompió una tira vertical de la camiseta y se la puso a la muchacha alrrededor de la tripa, intentando camuflar su marca. A Eli se le escapó un pequeño quejido al notar el dolor de su piel rozando con aquel trozo de tela. El muchacho ignoró aquella muestra de dolor y ató la tela tan fuerte como pudo, haciendo que Eli acabara lanzando un pequeño grito. Después le puso la camiseta que Elisabeth había elegido y se la puso desde la espalda. Cuando terminó, volvió a arrancar un poco de tela de otra de las viejas camisetas que se encontraban por ahí y la ató por ambas esquinas, y luego se lo ofreció a Eli:
-Para el brazo 
La muchacha lo cogió y se lo echó al cuello, poniendo más tarde el brazo derecho dentro de la tela.
-Gracias -dijo mirando hacia abajo - Hester...
-¿Sí? - repitió él, con su voz en tono gracioso, como siempre.
- ¿ Y Tanya?
-Se ha ido - dijo fríamente - No sé a donde, -mintió Hester, pensando que sería mejor que Eli no supiera que había regresado al camino -  cuando me desperté ya no estaba.
Eli se dio la vuelta para encontrarse cara a cara con aquel muchacho que le sacaba una cabeza de alto. Éste le sonrió. Tenia el pelo castaño claro y un poco largo, que le ocultaba las orejas,  una boca grande y sonriente , cercana a una nariz picuda. Los ojos eran de un color verdoso con destellos castaños y algo grandes y achinados. Tenía la piel algo morena, muy diferente de la blanca piel de Eli. Los brazos se mostraban musculosos y una mano hábil se posó encima de su pelo rubio, intentando trasmitir su alegría.
-Ya veo... - murmuró Eli
Entonces se alejó unos pasos de allí, investigando el lugar donde se encontraban. Cuando vio la salida al bosque fue rápidamente y se fijó en el sol que se mostraba brillante encima suyo demostrando que ya era mediodía. Se apoyó en una de las raíces que sobresalían de la tierra y observó el paisaje mientras se apartaba el pelo de la cara. Altos pinos crecían frente a ella, alojando a numerosos animales que competían por ver quién era más ruidoso. Aún habiendo gran cantidad de árboles, la separación entre ellos hacía que no fuera frondoso y dejase que filtrar cachos del cielo entre sus ramas, despejado, sin apenas ninguna nube.

3 comentarios:

  1. Malditaaaaa, lo dejas demasiado interesante ._. escribe, escribe, necesito mi ración diaria de Eli, Hester y...¬¬
    ¡¡Genial Ara!!^^

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  2. ohhhh~~
    Una (y única) seguidora de verdad~~~
    Escribiré, por supuesto :DD
    Seguiré con Eli, Hester y demás (?) xDD

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  3. Bien^^ claro que soy una seguidora de verdad :) me he enganchado a tu historia :D mola mucho ^^
    PD: sí, y demás xDDD es que me cae mal por irse, ¿es tonta o qué?*léase con voz de Gintoki*

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