jueves

Historia de Eli - Capítulo 10

Eli observaba el cielo despejado sin ningún pensamiento en claro en su mente. No sabía como rayos podía acabar preocupandose de una persona que apenas conocía, y convivir -en cierto sentido, eso era lo que hacía con Hester- con otro total desconocido. Todo le parecía tan descabellado y un sinsentido. Había acabado en una situación que no sabía si realmente era la que quería, y sin saber siquiera lo que quería, no poder ningún otro paso. No sabía que hacer, se encontraba con la cabeza tan repleta...
-¡Hey! - le cortó la voz siempre alegre de Hester - ¿A qué viene esa cara tan larga?
Eli no desvió su mirada perdida en el cielo para contestar vagamente:
-No lo sé.
Hester la miró sorprendido. Nunca antes había oído una respuesta con un tono de tanta dejadez. Él no se dejaba deprimir nunca, ni en los momentos peores, sin embargo, la poca variedad de humores que mostraba eran todos fingidos, ocultando su verdadera seriedad.
-¡Anímate! - gritó más como una orden que algo para subirle el animo a la muchacha.
-¿Ahora qué te pasa? - dijo seriamente Eli, más ofendida que nada.
<<¿Qué le pasa ahora a Hester?  Se comporta raro, y me empieza a sacar de quicio...>> Pensó la niña <<Aunque yo normalmente no me enfado tanto por chorradas. Eli, tranquilízate.>>
-Perdona, - se disculpó - no sé que me ha pasado.
El muchacho la ignoraba, alejandose rápidamente por el bosque con la bolsa donde guardaba la ropa. Eli le siguió cabizbaja, ignorando lo que le había pasado a ambos.

Mientras tanto en una de las ramas cercanas, un humano - si es que se podía llamar así- de largas orejas y piel grisácesa, miraba a ambos muchachos entre las ramas y cumplía la misión que le habían encomendado: hacer que el chico y la niña se separasen, para que fuese más fácil capturarles, ya que la muchacha era peligrosa, y en cierto modo podía proteger al chico, pero si les separaban, capturarles sería coser y cantar. De nuevo les observó, el muchacho mostraba más debilidad con respecto al cambio de humor, así que después de pronunciar algunas palabras, consiguió salir de su cuerpo y acercarsele al oido al muchacho
-Ella es la culpable... -le susurraba furiosamente, haciendo que él también se enfadase - de todo, es la responsable... Todas tus desgracias son por culpa suya, y por ello debe de pagar...
Hester se dio la vuelta y miró con furia a Eli, culpandole de un "todo" del cual Ayik le informaba erroneamente. En un momento llegó a levantar su mano con intención de pegar a Eli, pero esta se le adelantó y le pegó un fuerte y rápido sopapo.
-¡¿Pero qué te pasa?! - gritó furiosa, con la mano dolorida a causa del golpe.
Ayik sufrió el sopapo más fuerte que Hester, ya que el primero tenía una piel muy sensible al contacto humano, por lo tanto, se vió obligado a huir de ambos y retornar a su caparazón, aquella piel grisácea que le daba lo más parecido a una apariencia humana. Entonces se lamió rápidamente con una larga lengua el lugar del sopapo, e intentó escapar sin ser visto.
Hester recobró su humor original, no tenía ni idea de lo que había pasado, pero por reflejos se llevó la mano a la mejilla, donde le escocía la piel. Eli vio que sus labios  volvían a mostrar la sonrisa de antes, aunque ella tampoco acababa de entenderlo del todo bien pero prefirío no hacer preguntas.
-¿Quieres buscarle? - le sorprendió Hester.
-Esto... me gustaría -respondió de inmediato Eli - pero no me parece prudente ir justo por dónde ha ido. si no me equivoco, ¿vuelve con el cicatriz?
-Eso parecía.
-Pues tomemos un camino diferente al de la carreta, - saugirió la niña- pero que en algún pueblo nos podamos ver, ¿conoces la zona?
-Sí - afirmó junto a un movimiento de cabeza
-Bien, tú nos guiarás.

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