martes

Bueno, quería decir que a partir de ahora pondré algunos pequeños relatos en este blog ;) este es el primero.
                                 
Allimir
Saj miraba el horizonte, viendo como el sol huía a esconderse. Dejando así paso a la bella y radiante luna, siempre acompañada por la corte de estrellas. Sonrió, cuando la noche fuera total empezarían las historias del viejo cestral, Izmi. Le vería llegar desde el cielo, brillando con el fulgor blanco de las propias estrellas. Batía las grandes alas y finalmente aterrizaba delante del niño fascinado. Izmi era su única compañía en aquel lugar ruinoso, antigua ciudad rota. Ahora lo restos de lo que antes fue una gran ciudad quedaban entrelazados con la hierba multicolor que crecía allí. Saj estaba eternamente solo, en las profundidades del mundo surreal Allimir. Veía como pasaban los días, y nada cambiaba. Tampoco estaba seguro de querer salir de él, fuera solo encontraría un mundo devastado. Y Allimir lo crearon sus padres con el último aliento de su vida, poniendo esperanza en que por lo menos Saj se salvase.
Oyó el sonido característico de alas. Allí estaba Izmi, tan puntual como siempre. El caballo alado, de raza cestral, descendió lentamente hasta posarse suavemente en el suelo. Le miró, con esos bellos ojos violáceos y resopló. Saj lo contempló unos instantes, era tan hermoso que no tenía nada que envidiar. Su suave pelaje blanco relucía más en la oscuridad que mil luciérnagas. Saj corrió a saludarlo. Izmi recibió al muchacho de buena gana, le gustaba relajarse contándole historias.
Eternas noches muchacho, hoy la oscuridad es hermosa.-le saludó Izmi desde su mente, como siempre.
-Gracias por venir una vez más, Izmi. Tu compañía es agradable para alguien que nunca duerme.
El cestral relinchó, divertido. Anduvo unos pasos y se colocó a su lado. Aquel muchacho mestizo le caía muy bien, de ahí que le visitase todas las noches.
Dime, muchacho. ¿Qué te apetece escuchar hoy? ¿La historia de las lágrimas de la luna? ¿El reinado de los cestral? ¿Las aventuras de las hojas coloridas?-Izmi venia animado.
Pero Saj sabia claramente lo que quería oír esa noche, algo que llevaba varios días pensando.
-Quiero saber cómo es el mundo de fuera...- Saj miraba el suelo, decaído.
Izmi lo miró algo apenado, le parecía normal que se lo preguntase. Le dio unos golpecitos con el morro, y le invitó a subir a su lomo, cosa que no había hecho hasta el momento.
Vamos, te lo mostraré.- se podía distinguir una sonrisa en su voz.
Saj se agarró fuertemente a la plateada crin. Jamás había montado a una criatura que volase. Después de dar dos poderosos aleteos Izmi ya se elevaban por el oscuro manto de Allimir, subiendo cada vez más y más. Volaban a tanta altura que a Saj le empezaba a costar respirar.
-Izmi, ¿cómo se sale de Allimir?- preguntó con la respiración entrecortada.
Hay que ascender hasta la estrella más brillante del firmamento, es por eso que solo puedo venir a la noche. Cuando el portal se ve desde el mundo.
Y así fue exactamente como salieron del lugar, introduciéndose de lleno en una gran estrella cegadora.

-Así que esto es el mundo…- Saj miraba a todos los lados.
Por más que mirase no veía ni un ápice de vegetación, ni un solo brote en el suelo. La tierra rojiza lo llenaba todo, tierra seca y muy áspera al contacto. La atmósfera tenía un curioso tono de misterio y olor a azufre, y a la vez el anaranjado y blanquecino cielo hacía que aquel mundo fuera siniestro.
 -Me gustaría explorarlo.
Izmi miró al muchacho que agachado, delante de él, no paraba de rascar la tierra del suelo.
Es en Allimir donde debes estar.- dijo el viejo cestral, advirtiéndole.
Saj se irguió y le dedicó una sonrisa pícara.
-Lo sé, pero  tampoco se puede decir que este no es el lugar al que pertenezco.


1 comentario:

  1. Gracias Koro por colaborar en el blog fantasma, espero tus relatos con ansias :3

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