domingo

Colmillos de lobo - Capítulo 3


El primer día pasó rapidísimo, aquella noche cenaría sola con el señor Dirksen y no creía estar preparada, pero de todas formas, sin darse cuenta, ya estaba en la puerta de la mansión, con una maleta. Sus padres se habían alejado en el coche de caballos, pero sabía que tenía que entrar. Tenía miedo, no quería, pero sabía que tenía que tocar la puerta.
Tocó el timbre. Una campana resonó por toda la casa, haciendo que un escalofrío le retumbara por toda la columna. La puerta se abrió, el sirviente del señor Dirksen estaba apoyado en ella, totalmente recto, pero dejando entrever la única sonrisa que había visto Esira desde que le conocía. Por lo normal siempre estaba serio, y lo único que sabía de él era que se llamaba Nel. Muy misterioso y con pinta de tener muchos secretos, sin embargo, sólo podía ver su extraño pelo gris oscuro y sus ojos sin fondo, con el iris y la pupila de un mismo color: negro.
Esira dudó antes de poner sus pies sobre la madera brillante del suelo de la casa. Miró alrededor suyo mientras Nel cerraba la puerta con un golpe fuerte y seco. Ahora que estaba sola, no conseguía distraerse jugueteando con sus mechones, por lo que se fijó más en todos los detalles de la casa donde se encontraba. La única sala donde había estado era el salón-comedor, que era la puerta que quedaba a su derecha, sin embargo enfrente tenía unas escaleras de un mármol purísimo, blanco y reluciente.
Se quedó donde estaba sin decir palabra, absorta por la habitación. Sintió las gélidas manos del sirviente posándose en sus hombros y animándola a subir aquellas escaleras. Sus pies se movieron, y cuando llegó a las escaleras apoyó una mano en la barandilla negra y con la otra se levantó la falda del vestido gris claro que llevaba puesto, intentando no tropezar con él. Oía las pisadas de los zapatos de Nel detrás de ella, pero no se dio la vuelta. Tenía miedo, sus pies tambaleaban antes de pisar un nuevo escalón que le acercaba cada vez más al segundo piso. Una vez allí esperó a que Nel le guiase. Él la adelantó y con una vela en una mano le guió hasta un cuarto con una pequeña cama y un ventanal. Una vez que Esira pasó la puerta, el sirviente hizo una reverencia y se alejó. Ella se quedó mirando su alrededor: no era una habitación grande, pero era acogedora, con una cama beige y con la ventana que daba a la parte trasera de la casa, donde se extendía un amplio bosque, donde se podía distinguir la nieve sobre cada rama. Se acercó a la cama y se sentó. No sabía qué hacer, no tenía ninguna idea de cómo se suponía que tenía que vivir con aquel señor, que aún siendo guapo muchos años atrás, ahora su cara estaba surcada por arrugas y a Esira no le inspiraba confianza.
Apoyó las manos a ambos lados de su cuerpo y se topó con algo puesto en la cama. Una carta. Esira se la acercó con la mano a la cara, examinándola más de cerca. Estaba abierta. En el reverso ponía “E.G”. ¿Se referiría a sus iniciales? Esira Ginsali. Cuadraban, y aparte estaba en su cama. Cogió el papel que estaba dentro, sin mirar de quién era.
“Entrégame el colgante antes de mañana a la noche” Ponía con una buena caligrafía.
Sabía que se refería al colgante de los colmillos de lobo, su intuición se lo indicaba. Dio la vuelta a la carta y al sobre, pero no encontró nada. Nada que le indicara de quién era.
Guardó el sobre junto a la carta y la dejó debajo de la almohada. Subió la maleta a la cama y comenzó a sacar su ropa, guardándola en un armario que había en una esquina de la habitación, ordenándola por colores. Normalmente era muy desordenada, pero en ese momento, nada era como antes. No debía olvidar que no vivía en su casa.
Una vez terminó, se asomó al pasillo y vio a Nel subiendo las escaleras. Le llamó con un hilillo de voz, apenas audible, pero él la miró, con su rostro serio de siempre. Se acercó y le hizo una reverencia, que ella respondió, olvidando que a los sirvientes no se les solía corresponder con reverencias. Él no pudo contener una risa que soltó por lo bajo, tapándose con la mano. Esira se sonrojó, pero enseguida recobró su compostura y le miró a los ojos a Nel.
-¿Dónde está el señor Dirksen?- le dijo decidida.
Él comenzó a andar, seguida por los pasos de Esira. Bajó las escaleras y entró al comedor, donde en una esquina de la mesa se encontraba el señor Dirksen, tomando una copa de vino. El sirviente le indicó con gestos que se sentara en la mesa, mientras él se iba a  la cocina. El señor Dirksen se dio la vuelta y saludó  a la joven con una sonrisa.
-Señorita Ginsali, tome asiento, por favor.
Esira se sentó en la silla que le indicaba él, sin dirigirle una palabra. La silla era la más cercana a él, pero no rechistó y se sentó, comenzando entonces a jugar con sus dedos, sin poder sacar la carta de sus pensamientos.
Nel no tardó en servirles la cena y retirarse de nuevo a la cocina. Comieron en silencio.
Una vez terminada la cena, Nel recogió los platos y volvió a desaparecer por la puerta que llevaba a la cocina. Entonces el señor se levantó y le dijo a la chica que le siguiera. Ella fue hacia él.
-¿Por qué no habla Nel? – le preguntó Esira de repente.
-Es un poco tímido – respondió él antes de ponerse a reír – No le des importancia.
Entonces le enseñó la casa, explicándole donde estaba cada habitación. Ella prestó atención, no le hacía mucha gracia poder perderse en esa casa. Entonces le condujo a su habitación y le dio las buenas noches.
-¿Buenas? – se dijo a sí misma una vez que estuvo sola en su habitación.
Cerró la puerta y miró por la ventana, donde la oscura noche era iluminada por una casi redonda luna. Según su información, mañana había luna llena. Miró entonces el bosque, y divisó unas manchas blancas muy lejos de allí. Una manada de lobos, la primera que veía en toda su vida. Tal y como los describían, blancos como la nieve.
Una vez que los perdió de vista, se metió a la cama, cansada.


Los primeros rayos del sol le impactaron en la cara haciendo que abriera los ojos. Al ver la ventana grande por donde entraba la luz, se acordó que no estaba en su casa. Se rascó los ojos y se arregló. Unas horas después salió de su cuarto, después de procurar dejar la carta en un lugar escondido.
Bajó al salón comedor, y se sentó en un sofá cerca de la chimenea, donde ya crepitaba el fuego. Alguien ya estaba despierto. Entonces oyó la puerta de la cocina abrirse y salió Nel con un desayuno. ¿Ya le había oído despertarse?
Esira se acercó a la mesa y se sentó donde había cenado anoche. Comió rápido el desayuno que le había traído Nel a la mesa, y esperó a que éste se recogiera su mesa. Entonces, después de pensar un poco se dirigió a la biblioteca, donde después de un rato eligiendo, se decidió sobre un libro romántico. Pasó allí la mañana, mientras por el ventanal se veía como el sol iba subiendo, cada vez más.
Cuando terminó el libro comprobó que ya era la hora de comer, el tiempo se le había esfumado. Oyó una campana que provenía del salón, adonde fue con pasos inseguros.
Nel había servido una abundante comida, y el señor Dirksen la estaba esperando en la mesa. Ella se sentó donde había desayunado. Por lo que parecía, el señor Dirksen no desayunaba, ya que comió mucho en aquella comida, y lo apuraba a una velocidad espeluznante.
-¿Llevas mucho despierta? – le preguntó el señor, una vez terminó su primer plato.
-Sí – respondió cortante.
El señor asintió antes de volver a comer. Esira sólo comió un plato y se sintió llena, así que no comió nada más.
Cuando el señor hubo apurado su segundo y abundante plato, se levantó, mientras Nel recogía la mesa.
-Voy a trabajar a mi habitación, pero hoy iré pronto a dormir, que llevo trabajando desde muy temprano y estoy cansado –explicó.
Esira asintió y  se dirigió también a su cuarto, donde estuvo releyendo esa carta durante muchas horas… Tenía que conseguir el colgante antes de esa noche. Se puso frente al espejo y comenzó a acicalarse de nuevo. Una vez terminó se asomó a la ventana. Era una tarde oscura, las nubes cubrían casi todo el cielo, dejando el paisaje de un color grisáceo. Pero ya era tarde, se le habían escapado las horas sin que ella se diera cuenta.
Salió en silencio de la habitación y entró a la del señor Dirksen, una vez que vio que no salía luz de ella. Buscó en la oscuridad. El señor estaba tapado por sus sábanas, y se le oía roncar. Miró en su mesa, ahí estaba el colgante, con esos colmillos tan blancos y relucientes.
Lo cogió y salió de la habitación, bajando al salón, donde se volvió a sentar enfrente del fuego que crepitaba en la chimenea.
Observó el colgante durante mucho tiempo, hipnotizada con esos colmillos brillantes.
Notó presión en el hombro. Ocultó el colgante y miró hacia detrás, era Nel, que la observaba con esos ojos negros.
-¿Qué quieres? – preguntó Esira asustada
Nel señaló las manos cerradas de la joven, donde estaba el colgante. Ella se miró las manos y luego miró a los ojos del chico.
-Espera… ¿eras tú el de la carta?
Él asintió. Esira se sorprendió, pero no preguntó. Se levantó y se puso al lado de Nel, tendiéndole el colgante. Se lo arrebató de las manos rápidamente, y lo observó con cariño con esos ojos negros.
Luego sonrió, Esira le observó, y… ¡comprobó horrorizada que no tenía dientes!
Gritó, y se alejó. No sabía adónde ir, no sabía que había hecho, aunque lo que se temía no era nada bueno. Apenas dudó cuando comenzó a subir las escaleras,  para avisar al señor Dirksen.
Entró al cuarto, abriendo la puerta con un golpe. Encendió una vela torpemente y se acercó a la cama, gritando histérica el apellido del señor. Viendo que no reaccionaba, apartó las sábanas, viendo que estaban empapadas de sangre que brotaba del cuello del señor Dirksen.
Se alejó al instante y comenzó a correr hacia su habitación, donde se encerró.
La luz de la luna iluminaba toda la habitación.
Oyó un aullido, y se acercó a la ventana. Y comprobó que un lobo de un color grisáceo y bastante grande aullaba en una colina cercana, sobre la capa de nieve.
Y comprendió que había devuelto los colmillos… al lobo.








Colmillos de lobo
Fin

2 comentarios:

  1. woah yo pensaba que acabaríade otra manera. Una pregunta, ¿Nel no podía ser lobo sin sus dientes?
    Me ha encantado esta historia :D

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  2. Pues acaba así è_é
    Y como acaba, ya no se cuentan más detalles ^^
    Me alegro de que te haya gustado :DD

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