jueves

Niños del eterno inframundo

-1…1…2…1…1…2…22…- Nether contaba la pauta que seguían los sonidos que hacían las cadenas.
Por cada sonido grave un uno, por cada agudo un dos. Veía la interminable cola de personas pasar, sí, porque visto desde un punto de vista aquello se podían considerar personas. Almas en pena más bien, que desfilaban por aquel pasillo bajo la atenta mirada del muchacho. Éste se encontraba tendido boca arriba sobre el muro, viendo el “mundo” de al revés. Al otro lado del pasillo, en el muro de enfrente, su hermana, Heaven, se dedicaba a sonreír a aquellas personas que tenían la suficiente osadía para mirarla mientras seguían suplicando aún más deprisa. Así pasaban la mayoría de días de sus vidas eternas. Eternos niños en un eterno aburrimiento. Y es que se suponía que ellos debían decidir a quién perdonar, cosa que pasaba sólo de vez en cuando y debido a un gran hastío. Nether siguió contando los sonidos de cadenas, era su pasatiempo favorito, ya que le aburría atormentar a las almas ya de por sí afligidas.

-Nether…- Heaven requería su atención.
-¿Qué?-dijo tan brusco como siempre.
-¿Por qué no podemos dejar de vigilar este lugar?
Su hermanita tan ingenua como siempre. Era normal, se suponía que ella era la divina. De cualquier forma ella sí podía marcharse siempre y cuando vigilase el lugar de vez en cuando. Pero  sólo él lo sabía y su envidia no le permitía decírselo.
 Aquellos hermanos eran como la noche y el día, o el sol y la luna, aunque ni si quiera supiesen que era eso. Heaven de piel tan blanca como la nieve y pelo plateado y Nether de piel morena con un tono grisáceo incluso, un pelo absolutamente rebelde y unos violáceos y rudos ojos. La primera tenía absoluta libertad, carente de imposiciones que no la permitieran salir de aquel agobiante inframundo; el segundo, al contrario, debía permanecer en aquel lugar obligatoriamente. Una con el corazón más puro que nadie y otro corrompido siempre por los malos sentimientos.

Nether miró a los reos con algo de repugnancia. El hecho de que ellos fueran el motivo por el que él debía permanecer en vigilancia constante le sacaba de sus cabales. Heaven, al contrario, esperaba ver pasar al alma que no suplicase por su vida. Porque entonces podría liberarla.

El chico seguía contando en alto el tintineo de las cadenas. De repente se fijó en un niño pequeño de la fila. Se había quedado quieto, con los puñitos apretados y la cabeza gacha. Parecía susurrar algo e inesperadamente lo transformó en una exclamación.
-¡No caminaré más! ¡¿A dónde nos dirigimos?!¡Contestadme!-chilló.
<<Pobre niño>> pensó sarcásticamente Nether << No le dio tiempo ni a comprender a dónde se iba después de morir. Aunque seguramente siquiera se habrá enterado de su propia muerte >>.
 Heaven se incorporó de un salto y después de desplegar sus alas se dejó caer al interior del pasillo. Su hermano la siguió de cerca, parecía que habría un poco de emoción. Para su mala suerte él no podía volar, ya que sus alas (parecidas a las  de los murciélagos) yacían desgarradas en su espalda.

El niño se mostró asustado al verles aparecer por ambos lados. Miró a los lados intentando buscar apoyo entre aquellas personas que caminaban junto a él, pero no parecían oírle. Y es que en realidad ya no podían si quiera verle.
-¿Hay algún problema?-dijo ásperamente Nether.
Heaven sonrió, intentando que sólo se fijase en ella. Le puso la mano en el hombro y el niño se encogió ante el contacto.
-No debes preocuparte, pronto irás a un lugar en el que no te darás cuenta ni de que existes.
Y al acabar aquella melodiosa frase, dicha con una voz esperanzadora y bajo la mirada del sorprendido Nether ante la inusual declaración, apretó el cuello del niño e hizo desaparecer aquella alma, condenándola a la inexistencia. Seguramente, la peor de las condenas.

2 comentarios:

  1. Me encaaanta~~ >.<
    Que guay :3 Como siempre, tu inspiración me asombra :0
    Bueno, te edité las etiquetas, lo etiqueté en "Relatos Cortos" y en "Halloween" aunqueno sé si entraría en éste último :S
    Bueno, de todas formas, muchisimas gracias por publicar una historia tan genialosa ;)

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